domingo, 15 de febrero de 2009

Volviendo alas viejas épocas, algunos tuvimos la dicha (o la desgracia) de vivir la adolescencia o la primera juventud en los gloriosos ´80.
Usamos Baggis, nevados, camisas hawaianas. Empezamos a sacarnos los tacos, fuimos a bailar en ojotas y terminamos yendo en ropa interior!
¡Gracias Madonna!
Había llegado la reivindicación e la sexualidad femenina anche la gay. Se acabó con el infausto término “rapidita” para las mujeres que disfrutasen de su sexualidad a la par de los hombres. Dejamos de asustarnos de los “putos” e incorporamos a nuestro vocabulario el término “gay”.
El carnaval duró poco. Tarde se enteró el tercer mundo que junto con los grandes cambios también vienen los costes; y de golpe la muerte se llevó a muchos después del Funky, del Disco y del Pop.

Un día nos despertamos y nos presentaron a “la peste rosa”, por supuesto nadie piensa que es para él y entre sexo desprejuiciado y agujas compartidas muchos se fueron antes de llegar a los 40, todas las revoluciones tienen sus víctimas.
No puedo dejar de mencionarlo porque formó parte de los que nos tocó vivir.

Los muchachos tuvieron que empezar a aprender a colocarse el odioso piloto, entre lamentos y clímax interrumpidos pro el trámite que les llevaba siglos, más los que se rompían, más los que se “les moría” en el intento, etc; lo incorporamos a nuestra vida sexual y nos ocupamos de taladrarle la cabeza a nuestros hijos para que e hagan amigos del adminículo de látex que les puede salvar la vida, y aunque no siempre predicamos con el ejemplo, lo importante es que no se enteren.
Mientras escribo estas palabras estoy escuchando a Freddie Mercury ¡Qué ironía! Él también se tuvo que ir por esto, cuanto te extraño, pequeño Motzart.

No todo fue tristeza, esa época no se puede contar, hubo o que vivirla, no soy capaz de poner palabras al período que fue el comienzo del cambio total que revolucionaria nuestras vidas.

(continuará)

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