domingo, 11 de enero de 2009

Historias de un siglo a otro (apto para todo género)

Tengo 42 años, 9 meses y 4 días.
Hace un calor irrespirable este Noviembre; pero lo prefiero al invierno que parece que con sus grises, le agrega tristeza al bajón infinito.
Peso 47 Kg. Puchos; 40 por día! Batí el record. Sabrán porque no he dejado, la razón es una excusa de esas que usamos los fumadores para no dejar al compañero de toda una vida, ese que te va matando lentamente con su presencia; pero que a la vez te desespera que no esté.
Esperanzada, sentencié: ”El día que alguien se enamore de mí y yo de él, dejo”. Y siguen pasando los años, los días y las horas, y siento que me voy a morir con el pucho en la boca.

Todo empezó a los catorce años, cuando moría por probarlo. En esa época las mujeres “modernas” fumaban, usaban mini shorts con botas de caña alta y sombra de color chillón en los ojos, por supuesto con tupidas pestañas postizas. Pero, perdón… estoy mezclando las épocas, eso fue antes.

Allá por los ´70, jugaba a la mamá. Tenía toda mi casita armada en el lavadero de la terraza, que por cierto era enorme y no se usaba para tales fines.
Mi atuendo a la hora del juego incluía zapatos de tacos de mi madre, desavillés de vual blancos largos y semi translúcidos (mirá, ahora que lo pienso se parecían más a un traje de novia)
Mi casa tenía todo, al menos todo los que una casita de jugar tiene, principalmente “teléfono”, por el que hablaba durante horas con mis amigas imaginarias, mientras fumaba fibras “Silvapen” y me servía unos whiskys, parloteando como lorito barraquero por la terraza.

Unos chicos del edifico vecino se asomaban a la ventana y me gritaban ”¡loca de verano!” ¡Ja! No estaban tan equivocados.

En esa época no existían; pero yo lo había transformado en inalámbrico, he de decir que fui toda una precursora.
Por supuesto esto viene a cuento de que no se diferenció mucho de lo que sería a futuro, sacando el whisky que luego fue generalmente cerveza.

Cervecita que sabe más rica si la tomás del pico del porrón o de la lata.
Como verán me volví menos sofisticada; pero todos lo hicimos de una forma u otra.
Aquel modelo setentoso que nos inculcaba la caja boba, se fue revelando más allá de fumar en público. Mucho más allá.
A veces pienso que nos fuimos a la mierda; pero bueno, eso viene con las revoluciones; con el tiempo sobrevendrá alguna clase de equilibrio.



(continuará)

2 comentarios:

  1. Hola Lera !!!! como andas tantos años ? la verdad es que te vi dentro de los amigos de Bartolo y enseguida te clickie. No te tenia escribiendo, me encantó, voy a seguir tu historia en lo sucesivo. Me dio mucha alegria verte, capaz que en la continuidad de la historia aparecemos en el enano fumando un pucho a la salida del cole juntos o mostrandome la fotos cuando empezabas a modelar, ja, nunca me olvido de eso... y bueno, si no fuera porque me deje la panza y me quede pelado, me hubiese postulado para intentar hacerte dejar de fumar jajaja besitos Carito

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  2. GRANDE AMIGA!!!!!!!
    Se va poniendo muy bueno esto!!!!!!
    Cuando seas famosas vamos a seguir siendo "AMIGAS" no?
    Te quiero con el corazon!!!!!
    Besotes y vamos por el 3º
    Bye

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