lunes, 11 de mayo de 2009

A pesar de haber recibido tratamiento, la pobre Sofía lo recibió tardíamente.
Pasó la mayor parte de su adolescencia en la casa de una “madre” que la alojó como a un animal enfermo; alimentándola de las sobras y sin contacto con nadie.

Finalmente fueron recibidos por el abuelo de Iván, quien se ocupó de que recibiera atención médica y viviese como un ser humano, sin embargo, tuvo que soportar los golpes y su nombre cambió de Sofía a “puta como tu madre”.

Como suele suceder, en medio de tanto horror, apareció Lucía.
Lucía era la pareja del abuelo.
Según Sofía, se adoptaron mutuamente como madre e hija.
Lucía fue todo lo que no había conocido de una madre, y se convirtió en la abuela de Iván.
Era quien intercedía entre la violencia de éste padre cruel y le brindó el amor que hace que todo pueda ser posible.
La “acompaño” para que pueda volver a vivir.

Iván conoce toda su historia.
A pesar de tener recuerdos vagos, flashes, imágenes difusas de lo momentos vividos, los tiene grabados en algún lugar de su disco rígido, como archivo oculto y los relata con lujo de detalles, aunque siempre aclara que todo le fue narrado, es decir, aclara que sus memorias son “prestadas”.
Resignado, aclaraba esto cada vez que transmitía algo acerca de sí.
Te podía contar una película completa, con lujo de detalles; sin embargo no recordaba haberla visto. Su relato era el que Sofía se ocupaba de contarle incluyendo los pormenores de la manera más vívida posible.
Ningún profesional podía dar cuenta del funcionamiento de ésta memoria que era incapaz de almacenar la vivencia propia.
Sin embargo, todos indagaron acerca del tema para poder ayudarlo a tener “memoria propia” y la ciencia no daba respuestas.
Orgánicamente no había motivos, la etiología: “secuela de Sífilis”.


(continuará).

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